lunes, 22 de agosto de 2011





Se fuerte.






Después de un tiempo aprenderás que amar no significa apoyarse, y que compañia no siempre significa sinceridad. Comenzarás a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas... Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un adulto y no con la tristeza de un niño. Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla. Madurar tiene más que ver con lo que has aprendido de las experiencias, que con los años vividos. Aprenderás que no importa en cuantos pedazos se partió tu corazón, el mundo no se detiene para que lo arregles. Entonces y sólo entonces, sabrás realmente lo que puedes soportar, que eres fuerte y que podrás ir mucho más lejos de lo que pensabas cuando creías que no se podía más.

Amor-odio

Odio que me pongas el corazón en la boca y doblar esquinas sin que tú estés a la vuelta. Odio cuando callas tanto, cuando hablas tan alto, cuando mientes en mi oído. Odio que sepas hacerme retorcer de dolor y felicidad al mismo tiempo. Odio que seas tú y no otro, que no estés aquí ahora, que no quieras estarlo. Odio cómo te haces de rogar sin saberlo. Odio regalarte mi tiempo solo cuando te dejas, que acabes siempre mis frases, que me abraces de todas tus maneras. Odio que siempre le eches la culpa a un tal destino, que seas cobarde, ir a contracorriente. Odio que las miradas se encuentren, que las manos tiemblen. Odio las cucharas, y todos los lados izquierdos de las camas. Odio que aquel día te cansaras de contarme los lunares. Odio que hayas sido tú el que me ha enseñado a reírme del mundo. Odio que seas tan jodidamente único.
Dicen que en el verbo echar, lo primero que se echa es la H, y no.
En el verbo echar, lo primero que se echa es de menos. Se echan de menos a los que no están, a los que se fueron, quizá también a los que nunca estuvieron, a los ausentes, a los que viven lejos y a los que están tan cerca que ni les sientes.
Se echan de menos a los que no se hacen ver, a los que no aparecen pero están. Te echas de menos a ti misma, y a los que ya no te rodean.
Necesitar y no encontrar. Eso es echar de menos.

Añadir leyenda

Yo soy esa película en la que muere el héroe, el pintalabios descolocado después de un beso, la música rock a todo volumen mientras bailas enfrente de un espejo. Soy momentos de lujuria y abrazos al frío con la esperanza de entrar en calor, soy un beso en el cuello, unos tacones de 12 cm, unos pitillos rotos y un cigarro a medio acabar a medianoche.
Él es una película de James Bond, la corbata mal anudada sobre una camisa azul a rayas, una canción indie al despertar. Es días que se hacen segundos y largas noches de pasión, es comernos a besos en el balcón, un Ferrari, una americana a medio atar y una copa de vozka en la mano.
Y por eso yo creía, por ser tan distintos, tan poco usuales, tan alternativos, lo nuestro no iba a acabar nunca.


Me encantaría que la vida fuese como un videojuego. Que cuando uno salta, cae y muere pudiera volver a empezar el mundo desde el principio. Que existieran las flores que te dan superpoderes y pudieras destruir a todo el que se te pusiera por delante. Que los problemas se solucionasen de una forma tan simple como aplastar una seta. Pero sin duda, lo que más envidio de los videojuegos es el botón "pause". Daría lo que fuera por poder paralizar mi vida durante esos instantes en que mis ojos, mis manos y sobre todo, mi corazón, no están preparados para librar ningún tipo de batalla.

2039

Todavía me pregunto por qué el cielo es azul, por qué los niños pequeños lloran para conseguir algo, por qué la luna aparece cuando es de noche, y el Sol cuando es de día, por qué somos todos tan diferentes y a la vez tan iguales, por qué La Tierra es redonda, por qué los pájaros vuelan, por qué para aprender algo tenemos que haber cometido antes un error, por qué cuesta tanto decir te quiero a alguien, por qué nada es para siempre, y por qué, sobre todo por qué, se le hace daño a la persona que más se quiere. .